Gratitud, ¿cómo funciona?

por Nora Taboada - 16 septiembre 2020

En las últimas décadas, Robert Emmons, quizá el mayor experto en el mundo en el estudio de la gratitud, afirma que la razón por la cual la gratitud tiene un efecto tan poderoso y duradero en nuestro bienestar, es porque nos ayuda a reencuadrar nuestras experiencias de una manera positiva, es decir, nos cambia la perspectiva o nos ayuda a ver el mundo con otros ojos.

“Los hábitos de pensamiento no necesitan ser para siempre. Uno de los más grandes descubrimientos de la psicología en los últimos 20 años es que los individuos pueden elegir la manera en la que piensan”. -Dr. Martin Seligman-

La gratitud se desarrolla como un músculo, y nos ayuda a recablear nuestro cerebro. Esto se debe a que cuando desarrollas la práctica de la gratitud y buscas razones por las cuáles estar agradecido todos los días, te obligas a enfocar tu atención en los eventos buenos que ocurren en tu vida. Con el paso del tiempo, tu “detector” interno de cosas positivas se vuelve más fuerte y las reconoce más fácilmente.

¿Por qué la gratitud funciona?

La gratitud funciona, porque tiene que ver con modificar nuestra perspectiva y con nuestra libertad para elegir lo que pensamos acerca de una situación y cómo nos sentimos al respecto. Además de que existen otras razones como las siguientes:

1. La gratitud incrementa nuestro sentimiento de valía personal

Porque cuando me doy cuenta y aprecio que tú hiciste un esfuerzo por mí, o tuviste un detalle o atención conmigo, eso me hace saber que yo importo. Y es por este tipo de mensajes no hablados que hace que valga la pena todos los esfuerzos e inversión de tiempo que requieren las relaciones humanas.

2. Es una emoción social y agradecer incrementa nuestra conexión con los demás

La gratitud es una emoción realmente compleja y nos une de una manera muy especial a través de la reciprocidad. Las conexiones sociales son un componente básico de nuestra felicidad, y la gratitud nos ayuda a fortalecer nuestros lazos. Como dice el refrán: “es de gente bien nacida ser agradecida”, así que nunca dejes pasar una oportunidad de dar las gracias y reconocer los esfuerzos y atenciones que los demás tienen contigo. Te sentirás bien tú y también el otro.

3. Cuando practicamos gratitud nos volvemos más positivos

Básicamente nuestros cerebros son filtros gigantes. Cuando nos concentramos en “contar nuestras bendiciones”, nos entrenamos a percibir más las cosas buenas que los riesgos y el peligro. De hecho existen varios estudios dónde se muestra con escaneos cerebrales cómo luce el cerebro bajo los efectos de la gratitud. Se descubrió que los efectos neuronales positivos en el largo plazo pueden modificar tus patrones negativos.

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Poniendo la gratitud en práctica:

Cuenta 3 cosas buenas y por qué

Esta práctica es una de las más famosas de la psicología positiva. Implica invertir 5 o 10 minutos al final de cada día escribiendo tres cosas buenas que hayan salido bien ese día. Piensa en por qué crees que salieron bien y qué tuviste que ver en ello. Hay que poner atención, porque la primera vez que yo lo hice omití el atribuirme el por qué ocurrían, y no fue tan poderoso.

La segunda vez que realicé el ejercicio aprendí a apreciar lo que hago y el sistema que me rodea de una manera distinta. Por ejemplo, si agradeces un lindo atardecer, agradece también porque te diste una pausa y tienes la sensibilidad de contemplarlo. Si tu colega te hace un favor, agradece porqué todavía hay gente buena en el mundo y porque algo bueno habrás sembrado para que tu colega te ayudara.

De esta manera, empezarás a percibir el rol que juegas y el poder que tienes en la red de “cosas buenas” que gira alrededor tuyo. En un estudio que el Dr. Seligman realizó en la Universidad de Pennsylvania, encontró que al completar este ejercicio todos los días por una semana, se lograba un incremento considerable en la felicidad y satisfacción de vida que persistía hasta por 6 meses.

Sé específico al agradecer

La atención a los detalles, de cierta manera programa a nuestro cerebro para que se acostumbre a escanear lo bueno y lo positivo. Ser específico al agradecer, vuelve lo ordinario y lo cotidiano en algo extraordinario. Por ejemplo, si quieres dar las gracias por tu pareja, puedes pensar en un hecho específico: “porque esta mañana me ayudó a hacer los pagos” o “porque me dio un beso mientras estaba leyendo”.

Si quieres agradecerle a un amigo su apoyo en lugar de decirle “muchas gracias, eres un encanto”, puedes decirle: “muchas gracias porque cuando estaba triste, tu llamada y tus palabras me animaron”. De esta manera la gratitud se siente mucho más auténtica, y nuestra capacidad para apreciar lo positivo se va afinando. Finalmente, con el agradecimiento también mejorarás tu capacidad para aprender de las lecciones de vida y de las experiencias cotidianas.

Referencias:
-Harvard Health Publishing (2013) Giving Thanks Can Make you happier. Harvad Medical School.

-Emmons, R. (2010). Why is gratitude so good. Greater Good Science Center Magazine

-Carter, C. (2012). Why Gratitude Works. Greater Good Science Center Magazine

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