Cómo Dar Lo Mejor De Ti Bajo Presión
Vivir estresado parece ser el estado normal hoy en día. Sin embargo no todo el estrés es malo, los investigadores Yerkes & Dodson afirman que un nivel leve de estrés en realidad puede alentar a las personas a comportarse de una manera más activa, mientras que un nivel excesivo de estrés puede obstaculizar nuestro rendimiento y afectar nuestra salud.
Esto es con referencia al estrés, la presión es un animal completamente diferente. Por tal razón es importante distinguir la diferencia que existe entre estrés y presión y como gestionar cada uno de ellos.
La diferencia entre estrés y presión
El estrés se refiere a la situación dónde hay demasiadas demandas y de falta de recursos (tiempo, dinero, energía) para satisfacerlas. Por ejemplo: adicional al trabajo que tenías pendiente, te piden generan un reporte urgente que hay que entregar ese día por la tarde.
La presión es una situación en la que percibes que algo en juego depende del resultado de tu desempeño. Por ejemplo: la presión que Serena Williams sintió en la cancha de Wimbledon.
Si quieres aprender a diferenciarlos en tu día a día, te puedes hacer esta pregunta: “¿Me siento abrumado por las exigencias que se me imponen o siento que tengo que producir un resultado específico?”.
Si lo que estás experimentando es estrés, la estrategia es reducir los elementos que te agobian y enfocarse en el presente, en lo que estás haciendo en el momento.
Para la presión la estrategia es enfocarse en el resultado final y, ya sea aterrizar un helicóptero, encestar una canasta en un partido o cerrar un buen trato con un cliente. A grandes rasgos, en los momentos de presión es importante enfocarse en el éxito e ir adaptando tu comportamiento conforme vas avanzando.
La presión puede reducir tu desempeño, sólo por la manera en que piensas
La presión suele afectar nuestro rendimiento, sobre todo si no tenemos los pensamientos correctos. Imagina que tienes una gran presentación y que tienes que dar un discurso para lograr convencer a un cliente. Tus pensamientos recurrentes antes de la presentación son: “no puedo fallar”, “tengo que hacerlo perfecto”, “no puedo hacer el rídiculo. Por tanto, si tú mismo te pones ese nivel de presión lo más probable es que te acabes trabando y olvidando todas las palabras. ¿Porqué ocurre esto? Porqué la presión nos crea una exaltación física que consume más recursos de nuestro cerebro afectando nuestra memoria y haciendo que nuestro corazón lata más fuerte.
“No es el evento el que causa nuestras reacciones sino cómo interpretamos el evento”.
Hendrie Weisinger
Independientemente de la tarea, la presión excesiva puede disminuir nuestro juicio y afectar nuestras decisiones, enfoque y desempeño. Por esta razón es importante aprender a gestionar nuestros pensamientos y manejar el nivel de presión de manera que se algo que eleve nuestro desempeño y no que lo reduzca.
3 Estrategias mentales para dar lo mejor de ti bajo presión
1. Replantea la ansiedad como entusiasmo
La ansiedad tiene un alto nivel de energía, por eso si le recomiendas a alguien que se calme cuando se siente así, le estás pidiendo que salte de un nivel de energía a otro lo cual es practicamente imposible. Sin embargo el entusiasmo y la excitación está en el mismo nivel de energía, por tanto si le dices a alguien que en vez de repetirse por dentro:“estoy ansioso, estoy asustado” se repita: “estoy emocionado, me entusiasma esto por x”, será más fácil pasar de un estado emocional negativo a uno positivo y aprovechar ese nivel de energía para hacer un buen papel.
2. Energízate con tus éxitos pasados
Recordar un momento en el que pudiste enfrentar un desafío similar y tuviste éxito te ayuda a identificar los comportamientos y acciones que te han ayudado antes. Te prepara para mantenerte positivo y elegir acciones que lte ayuden a lidiar con tu situación de presión.
3. Desarrolla una rutina pre-desempeño
Es bien sabido que los atletas, comediantes, cirujanos, actores, artistas de teatro y probablemente muchas otras personas exitosas utilizan rutinas previas a la actuación para centrar la atención, limitar las distracciones y entrar en un estado mental de confianza. Puedes practicar lo que sea que necesites para prepararte a dar lo mejor de ti: respirar, dar una caminata, brincar o escuchar tu canción favorita, cualquier cosa que te distraiga de la ansiedad y te permita enfocarte posteriormente en los pasos que tienes que seguir para tener éxito.
Por último, se ha comprobado que pensar con optimismo y actuar con valentía son dos elementos fundamentales para dar lo mejor de ti bajo presión. No olvides que el nivel adecuado de presión nos ayuda a expandir nuestras habilidades y talentos más allá de lo que pensamos que seríamos capaces.
“Un diamante fue un trozo de carbón que a través de la presión se convirtió en lo que hoy es”.
-Henry Kissinger
Referencias:
Weisinger, H. & Pawlin-Fry, J. (2015) Performing Under Pressure: The Science of Doing Your Best When It Matters Most.